¡°El arte es clave para gestionar las dudas que genera la pandemia¡±

El director de la Fundaci¨®n Joan Mir¨® de Barcelona, Marko Daniel (Aquisgr¨¢n,1964), es experto en pandemias. Entre 2000 y 2003 vivi¨® en Taiw¨¢n en un momento en el que la isla y China sufrieron los efectos del SARS, un virus tan terrible como el de la covid-19. ¡°Todo esto ya lo he vivido antes. El mundo tuvo una gran suerte de que el SARS no se extendiera. En enero, por el contacto con colegas de Taiw¨¢n, China, Corea y Jap¨®n, supimos que nos esperaban cambios y cuando comenzaron a producirse cancelaciones de visitantes chinos y coreanos para primavera y verano, pensamos que era un tema serio y creamos un comit¨¦ de crisis para estar preparados¡±, explica Daniel al tel¨¦fono el pasado viernes. Y por eso, prosigue, ¡°nos esforzamos en entrar de lleno en el mundo online al ver lo necesario que ser¨ªa¡±. No se equivoc¨®. Ante el avance del coronavirus en Espa?a las autoridades sanitarias decretaron el 14 de marzo el estado de alarma y todos los museos cerraron. Desde entonces las personas que visitan la web del centro emplean un 20% de tiempo para navegar por los nuevos contenidos.

Ahora, sin prisas, prepara la reapertura de la Mir¨®. ¡°Es muy importante que los principales museos de Barcelona nos hayamos puesto de acuerdo en abrir conjuntamente¡±. Y lo har¨¢n a mitad de junio. ¡°Las autoridades tienen que definir el marco legal a partir de la cual podremos abrir y eso est¨¢ en proceso de cambio permanente, es demasiado din¨¢mico para concretar una fecha. Necesitamos m¨¢s tiempo para prepararlos con toda la seguridad para trabajadores y visitantes. Mis colegas de Hong Kong y Singapur abrieron y tuvieron que cerrar poco despu¨¦s porque hab¨ªa rebrotes y eso ha sido una experiencia muy dura para ellos. Tenemos que estar absolutamente seguros de que eso no va a pasar aqu¨ª¡±, explica.

Daniel est¨¢ convencido de la necesidad de los museos en estos momentos: ¡°Son espacios donde la gente no solo va a mirar y entrar en contacto con obras de arte, sino a reflexionar y comprobar las posibilidades que la cultura da de abrirnos a otros mundos. Mirar una obra de arte nos ayuda a entender mejor la complejidad, la incertidumbre y la duda; temas que en estos momentos nos preocupan a todos¡±, explica con entusiasmo. ¡°Por eso, la OMS recomienda incluir el arte y la cultura en el sistema sanitario al reconocer que visitar un museo tiene un impacto positivo en la salud y el bienestar y el estado de ¨¢nimo. El arte proporciona las herramientas para gestionar la incerteza y la duda despu¨¦s de que esta pandemia nos ha demostrado que somos seres fr¨¢giles y as¨ª poder afrontar el futuro¡±.

Y pese al ¨¦xito de lo virtual es estos d¨ªas, asegura que "lo digital no puede sustituir el hecho de ver una obra de arte en directo. En momentos cr¨ªticos tenemos que utilizar todos los instrumentos a nuestro alcance para compartir y comunicar. Hemos aprendido muchas cosas esos d¨ªas, pero todos estamos hartos de relacionarnos con pantallas y buscamos el contacto con personas y experiencias y eso es lo esencial de una visita a un museo¡±.

Como ocurre en la Fundaci¨®n Mir¨®, el magn¨ªfico edificio creado, mano a mano, entre el artista y su amigo, el arquitecto Josep Llu¨ªs Sert, en 1975. ¡°Al entrar hay factores que afectan a todos los sentidos, una experiencia fenomenol¨®gica, que se pierde en una pantalla¡±.

La Fundaci¨®n Joan Miro fue el primer equipamiento cultural en presentar un ERTE. A los 10 d¨ªas de cerrar y afect¨® a los 57 trabajadores de la plantilla, director incluido. ¡°Estamos desafectando parcialmente a las personas a medida que son necesarios para poder reabrir y se ir¨¢n reincorporando de forma paulatina. Es una situaci¨®n muy dif¨ªcil porque es un problema econ¨®mico a todos los niveles, personal de cada trabajador, a escala de la fundaci¨®n que ha visto reducir los ingresos de forma radical y a nivel global; no se puede pasar una frontera y ya est¨¢s libre de los efectos del virus¡±.

La Mir¨® es una fundaci¨®n privada que se autofinancia en un 80% (7,5 millones de presupuesto en 2020) a partir de las entradas del p¨²blico; el resto son aportaciones del Ayuntamiento, Generalitat y Ministerio. Y eso, a pesar de que el artista cedi¨® en 1975 a Barcelona su colecci¨®n de obras que convierten a este centro en ¨²nico en el mundo. En 2019 el centro, para hacer frente a los n¨²meros rojos, despidi¨® a siete de sus trabajadores.

¡°La autofinanciaci¨®n ha sido una virtud, pero ahora requiere medidas radicales con una visi¨®n a escala m¨¢s alta. Estamos trabajando con todos los organismos que nos puedan ayudar. Es un reto muy grande en este momento en el que la sociedad tiene que reflexionar sobre el valor que tiene el patrimonio cultural y c¨®mo quiere garantizarlo. Hasta ahora se ha hecho gracias a los visitantes, pero ahora tendremos que seguir conserv¨¢ndolo. Hay que aprovechar esta crisis para mejorar; porque ser¨ªa dif¨ªcil continuar con la situaci¨®n tan precaria en la que se ha vivido. Necesitamos un mayor nivel de apoyo p¨²blico para garantizar nuestro patrimonio y darle visibilidad. Me entristece tener que justificar la importancia de un acto de generosidad como el que tuvo Joan Mir¨® con su ciudad¡±, sentencia.

Quiz¨¢ el momento es una oportunidad para que la ciudad redescubra un centro como la Fundaci¨®n Mir¨®. ¡°Desde mi llegada en 2018 los visitantes locales han pasado del 20 al 25%. Esta situaci¨®n nos permitir¨¢ explicar mejor porque estamos donde estamos, qui¨¦n es Mir¨® y porque tiene inter¨¦s hoy. Tenemos que trabajar estos cambios y ofrecer experiencias diferentes con una visi¨®n nueva de la colecci¨®n y la obra de Mir¨®. Es una oportunidad para poder acabar estando en el imaginario de los barceloneses¡±, reconoce.

Antes de cerrar ten¨ªan a punto la muestra dedicada a la artista india Nalini Malani, ¨²ltimo Premio Joan Mir¨®. ¡°Est¨¢ todo a punto. Se prorrogar¨¢, como la de Antoni Llena y la del Espai 13 y se ampliar¨¢ el calendario previsto. No se aplaza nada¡±.

Daniel ha recorrido estos d¨ªas su centro, y ha comprobado c¨®mo ha cambiado. ¡°La naturaleza ha crecido mucho y es algo m¨¢gico ver como envuelve obras, como la silla de metal pintada de colores que est¨¢ en uno de los patios o c¨®mo se cuela en las salas el canto de los p¨¢jaros. La banda sonora ha cambiado, la relaci¨®n con el entorno es diferente, pero tiene mucho que ver con la relaci¨®n que Mir¨® ten¨ªa con la naturaleza y la llevaba a sus obras¡±.

El director cree que ¡°en la medida que todos hemos cambiado por el confinamiento nuestra manera de ver sus obras tambi¨¦n han cambiado¡±. Daniel no quiere especular en c¨®mo habr¨ªa vivido Mir¨® esta pandemia: ¡°El vivi¨® todas las grandes crisis del siglo XX, las guerras mundiales, la gripe de 1918, la guerra civil, la transici¨®n y muchas de sus obras, de una forma muy personal, reflejan estos momentos; el era capaz de procesar esos imputs en creatividad pura¡±.

Y concluye: ¡°Comenzamos 2020 bien; continuando con el crecimiento de un 3% de 2019 y con perspectivas de patrocinio y proyectos muy interesantes, incluso de largo recorrido, con miras a 2025, cuando se cumplen los 50 a?os del centro. Pero la situaci¨®n se ha convertido en un nuevo reto¡±, que ilustra con el mito de S¨ªsifo, condenado a empujar una piedra, una y otra vez. ¡°S¨ªsifo no decidi¨® abandonar la tarea y mirar Netflix; sino continuar con lo que ten¨ªa que hacer. Cuando Mir¨® en 1974 realiz¨® el tr¨ªptico La esperanza del condenado a muerte, viv¨ªa una situaci¨®n muy complicada; ten¨ªa m¨¢s de 80 a?os, y posiblemente tambi¨¦n se refer¨ªa a ¨¦l, que se sent¨ªa condenado a morir; pero lejos de ser un momento de depresi¨®n y tristeza, mantuvo su compromiso. Y esta es la situaci¨®n en la que nos encontramos ahora mismo¡±.